Donde el tiempo se hizo vino
abriste delicados agujeros en la piel
y la sangre vertió música
donde mis pies bailaban.
Aquellas horas eran Julio,
los minutos siguieron los meses...
ya no había que abrazar,
no había alegría que se le secara la boca,
no había sudores que enfriaran la noche.
Que valiente es el miedo cuando canta alto,
vacía la casa parece mas grande con tu voz,
pero si la noche te canta su canción
tu alma se queda dormida y en tu boca
conversan las hormigas y la hierba.
Me hubiese gustado decírtelo antes
pero en aquellas horas llovían piedras
tan grandes como mis ganas de regalarte un mundo
y apagaron el sonido que venia acercando desde lejos.
Carlos Maza
Agosto 2012